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NO PUEDE HABER IMPOSTORES EN LA MONTAÑA. ELLA SIEMPRE LOS DESCUBRE.

  • ¿Alguna vez has escuchado una pequeña voz dentro de ti diciendo que no eres suficientemente bueno?
  • ¿Que no lo vas a lograr?
  • ¿Que tarde o temprano todos descubrirán que lo que haz logrado ha sido un engaño o que tuviste suerte y que en realidad no eres tan bueno como parece o como ellos creen?
Existe un fenómeno llamado síndrome del impostor el cual se manifiesta en mujeres y hombres en todos los ámbitos. Este síndrome se manifiesta como un constante sentimiento de que no se es suficientemente bueno y que los logros y éxitos alcanzados son un fraude, fruto de la suerte y que en algún momento serán descubiertos como impostores. Es ese saboteador interno que no te permite disfrutar los logros y el éxito y que te hace pensar que el fracaso es inminente y que no podrás lograr lo que te has propuesto.

Un artículo de la Revista de Psicología Social y Clínica (Journal of Social and Clinical Psychology, Vol. 9, No. 4, 1990, pp. 401-417) describe a los “impostores” como personas exitosas que secretamente no creen que merecen el éxito que tienen y se preocupan constantemente de que otros vayan a descubrir que no son realmente tan inteligentes como parecen; el éxito los hace sentir como fraudes. Por lo general estas personas tienen evidencia externa y objetiva demostrando que son personas exitosas y talentosas, sin embargo viven en constante temor al fracaso. A pesar de un constante esfuerzo por lograr la excelencia que normalmente resulta en éxito, estas personas creen que han engañado a los demás haciéndoles pensar que  son brillantes y que solo es cuestión de tiempo antes de que su ineptitud sea descubierta. Atribuyen sus logros a la suerte o al esfuerzo en lugar de a sus habilidades.

¿Te suena familiar? Hay innumerables ejemplos de personas que sufren o han sufrido este síndrome, desde reconocidos empresarios, hasta grandes académicos y científicos. De hecho, es muy probable que todos hayamos experimentado esa sensación de ser impostores en algún momento de nuestras vidas. Los pensamientos recurrentes asociados a este fenómeno van en las líneas de “en realidad no soy tan bueno, fue sólo buena suerte” o “no puedo fallar o equivocarme porque van a descubrir que soy un fraude” o “seguramente no voy a poder”.

¿Cómo se combate esto para darse a uno mismo permiso de ser genial?

Un artículo de la revista forbes (Feel Like A Fraud? Here’s How To Overcome Impostor Syndrome) propone 5 pasos para combatir el síndrome del impostor:

  1. Como primer paso proponen hacerlo consciente e identificar cuando lleguen pensamientos con los que estés demeritando tus logros.
  2. El segundo paso es cambiar la programación mental reemplazando pensamientos como “no sé nada” o “no podré hacerlo” por pensamientos más positivos como “no lo sé todo pero sigo aprendiendo” y “no sé qué tan bien podré hacerlo pero daré mi mejor esfuerzo”. Esto quita un poco de la presión que has estado poniendo sobre tí mismo.
  3. El siguiente paso es aceptar que no eres y no puedes ser perfecto. Nadie puede.
  4. El cuarto paso es identificar y hacer una lista de tus logros y fortalezas y otra de tus áreas que aún necesitan ser desarrolladas. La idea es enfocarte no sólo en lo que te  falta sino en lo que tienes también.
  5. El último paso es recordar que no estás solo ni eres el único en esta situación. Busca alguien con quien puedas hablar al respecto y que pueda ser tu confidente y aliado en este proceso.

Todo esto puede sonar muy lógico y sencillo pero sabemos que la práctica es siempre más complicada. Así que una propuesta distinta es enfocarnos en desarrollar el autoconcepto, autoconfianza y autoeficacia en lugar de enfocarnos en combatir el síndrome del impostor directamente. De esta manera dejaremos cada vez menos lugar a esa voz del saboteador interno ya que la de la confianza en uno mismo será más fuerte. Y un gran aliado para esto es la montaña. Esa gran masa de roca y tierra, cubierta o no de vegetación y habitada y visitada por infinidad de especies.

¿Qué pasa cuando el “impostor” se enfrenta a la montaña?

En la montaña no hay forma de aparentar o engañar ni a la montaña, ni a uno mismo, ni a los demás. Dicen que en la montaña la gente se conoce. Como persona, te conoces a tí mismo y a los demás que están contigo. La roca y la intemperie son como un espejo que saca a relucir cada detalle de nuestra personalidad y nuestro ser. Si alguien es rápido o lento, se nota. Si se entrenó o si le hizo falta preparación, es inmediatamente evidente. Si uno es hábil, resalta. Si uno tiene miedo o está emocionado, no lo puede ocultar. Si alguien falla, la retroalimentación es inmediata a través de las consecuencias. Cada personalidad y estilo de liderazgo sale a relucir. Todo lo que uno hace y deja de hacer en un grupo le afecta directamente a todos los demás. La montaña nos saca totalmente de nuestra zona de confort y no nos permite escondernos detrás de máscaras.  Y, cuando estamos completamente expuestos y vulnerables, cuando ya no quedó de otra más que reconocernos como somos, entonces estamos listos para trabajar en nosotros mismos. Esto sucede con el individuo y sucede con el grupo. Además, la montaña te obliga a vivir en el presente y a establecer prioridades para alcanzar tus metas. Te hace administrar mejor tus recursos y eliminar todo el peso extra de las cosas innecesarias que cargas por la vida.

Los verdaderos obstáculos están siempre en la mente. Al enfrentarnos a los obstáculos físicos que nos presenta la montaña, descubrimos la fuerza mental que tenemos y nos damos cuenta de que el verdadero impostor no somos nosotros si no los pensamientos negativos. Y, si la principal herramienta de un impostor es el engaño, al desenmascararlo perderá su poder. Si alguna vez te has sentido como un “impostor”, prueba vivir una experiencia en la montaña. Lo peor que puede pasar es que te descubras y salgas más fuerte, con mayor conocimiento de tí mismo y con mayor confianza.

 Mariana Rodríguez – Experiencia y Aventura

Conoce nuestros programas.

Nuestro programas tienen como objetivo conocernos mejor, aprender a identificar el “saboteador interno”,  disfrutar del presente, aumentar la confianza, fortalecer la autoestima, escucharnos, conseguir un mayor equilibrio entre las distintas áreas de la vida, mejorar la comunicación y muchas cosas más para encontrarnos con nosotros mismos en contacto con la naturaleza. 

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